Carlos Angulo Rivas
Vuelve a llover sobre mojado en las calles inundadas de corrupción y se alimenta de este modo el torrente de libertinaje y desenfreno surgido en palacio de gobierno. Hace pocos días el líder de oposición Ollanta Humala declaró algo como que la inmoralidad y la corrupción salen de las oficinas de Alan García y a borbotones. Concluyó –el ex candidato presidencial- que en el caso de los “petroaudios” todo apunta al presidente de la República, cuyos ministros no pudieron haber ido a la suite del empresario dominicano Fortunato Canaán sin dar cuenta al presidente. “La pregunta que nos hacemos ahora los peruanos es si podemos sacar el país adelante con toda esta corrupción que hay y que no es de los periodistas, como algunos señalan, ni de la oposición; sino que es una corrupción que sale del mismo gobierno y de Palacio de Gobierno.” El líder nacionalista añadió que esta corrupción se manifiesta también en el tratamiento que recibe el capital extranjero desde la cabeza del gobierno, cuando el presidente envía cartas a los empresarios del mundo y los recibe directamente en Palacio. “Entonces, los ministros hacen lo mismo y acosan a los empresarios en las suites de los hoteles,” señaló aludiendo a la visita que realizaron ministros del renunciante gabinete Del Castillo al empresario dominicano Fortunato Canáan en el hotel Country Club.
Pues, no cabe ninguna duda, el presidente está involucrado en todo y cobrando sus comisiones Off-shore como se estila. Y el diluvio, no deja de llover, que termina en la inundación corrupta del régimen, acaba de ser manifiesto en la venta ilegal de Petro Tech en 900 millones de dólares cuando esa empresa ha sido justipreciada entre 1,200 y 1,400 millones de dólares según los expertos. Pero eso no es todo, la venta de Petro Tech al consorcio Ecopetrol (Colombia) y Knoc (Corea) se realizó en el extranjero sin dejar un solo centavo de impuestos al Perú. Igual ocurrió con la minera Majaz vendida un consorcio chino, operación realizada en Londres. En ambos casos se han cometido delitos económicos y tributarios. Ahora ya sabemos para qué y por qué el presidente recibe en palacio a los empresarios transnacionales bajo la apariencia de favorecer las inversiones en el país. El país esta asombrado de tener en Alan García el principal intermediario o lobbysta, en vez de tener un gobernante dedicado. Lo grotesco de esta última operación ha sido que el propio Alan García se reunió, entre el 23 y el 26 de enero pasado, con el ministro colombiano de Minería y Energía, Hernán Martínez; con el embajador de dicho país en Lima, Álvaro Pava, y con el presidente de Ecopetrol, Javier Martínez, a fin de tratar todo lo referente a la venta de Petro Tech. Además, hizo lo propio con el presidente de Korean National Oil Corporation (KNOC), Kan Youngwon; y luego de realizado el “sablazo” al país, con el cinismo que lo caracteriza, en el afán de aparentar la honestidad que no tiene o en la que nadie cree, convoca a una legislatura extraordinaria del Congreso. Y lo hace nada menos que para formar una comisión “investigadora” de la millonaria transacción ejecutada que él aprobó, entre gallos y medianoche, en sus oficinas. Parece que el embaucador García Pérez cree que todos los peruanos somos una manga de pelotudos, a quienes no les queda más remedio que chuparse el dedo ante sus artes de sableador contumaz e incurable. No señor, aquí lo único a investigar es qué conversaron los compradores de Petro Tech con usted en sus oficinas de palacio de gobierno; ¿y por qué? pues, simplemente porque a los pocos días de las conversaciones el negocio se produjo en redondo trasquilando al país. Ya ven todos ustedes, porqué son tan necesarios los “ilegales chuponeos” y los petro-audios.
La endeble oposición del Congreso no ha querido intervenir en el nombramiento de la comisión “investigadora” propuesta por Alan García, como se aprecia a manera de encubrimiento a la ilegal compra-venta de Petro Tech, de la cual él es partícipe sobresaliente; sin embargo, la aparente comisión fue conformada e integrada sólo por el apoyo de los apristas, los fujimoristas y los tránsfugas. La misma alianza pornográfica que nombró presidente del Congreso al conocido hampón chiclayano Velásquez Quesquén. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el asunto millonario de Petro Tech está vinculado al caso de la Discover Petroleum y a los famosos “petroaudios” que se trajeron abajo, inevitablemente, el gabinete ministerial de Jorge Del Castillo y sus secuaces multisectoriales del enriquecimiento ilícito ya comprobado por las investigaciones del Congreso y la fiscalía, el mismo que el gobierno quiere tapar a toda costa con muertos y heridos. El reciente atentado sufrido por la fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, es un hecho sumamente sospechoso por cuanto en la fiscalía se investigan los hechos de corrupción; igual se puede decir del frustrado nombramiento en la contraloría general de la república, donde la candidata de Alan García, hecha a su medida, fue expectorada luego de su designación en el Congreso por la misma alianza de apristas, fujimoristas y tránsfugas, cuando se comprobó que ella era una usurpadora de títulos profesionales.
Repito lo que mencioné en un artículo anterior en relación a este mismo tema. No hay nada que hacer, estamos en un país donde se premia la inmoralidad, se aplaude libertinaje, se impulsa la degradación, se elogia el asalto al Estado; se victorea a los ladrones de cuello y corbata, se titula con honores a las artes del negociado, se enjabona a los fiscales, se engrasa a los congresistas y se les tira de la levita cargada de billetes a los jueces. Estamos en un país donde el hedor emana incesante de las burbujas de la fermentación natural de la podredumbre y donde a los ciudadanos se les dice: si apesta y no soportan, pues “tápense las narices” y san se acabó. Estamos en un país donde los políticos suponen más grande el delito del “chuponeo” telefónico que el del robo descarado la Estado; ¿y qué fuera sin “chuponeo” se preguntan los ciudadanos? Tenemos inspectorías, contralorías de la república, comisiones anti-corrupción, comisiones fiscalizadoras, fiscalías, jueces, congresistas, etc. etc.; de tener, tenemos entes fiscalizadores ¿cómo no? Pero, lamentablemente, estas ficciones nunca descubren nada y sus miembros sólo pasan por ventanilla a cobrar sus sueldos mensuales por tan encomiable labor. Ellos nunca descubren nada de nada en un país que se cae a pedazos, podrido de tanta indiferencia ante ese monumento nacional de cínica desvergüenza.
Las fotos, videos, grabaciones, emails y las reuniones de ministros y funcionarios con el empresario dominicano Fortunato Canáan y sus vínculos internacionales, demuestran matemáticamente la existencia de una gran empresa político-familiar bajo el manto protector de Alan García Pérez. Se confirma ahora con la sospechosa venta de Petro Tech y la simulación de una investigación en manos de los elementos más corruptos que se pueda concebir. Esta sociedad de ejecución de negociados de alto nivel en el gobierno aprista, donde se mercantilizan de millones de millones de dólares tiene la participación y protección del presidente y no es gratuita sino parte interesada por los dividendos a recibir. La educación amoral impartida por Alan García en su primer gobierno y continuada en el segundo no tiene precedentes en la historia administrativa del país, convertido gracias a él en el reino de las coimas y las comisiones o como el abogado Alberto Químper dice, para darle cierta elegancia a la pachamanca, “honorarios de éxito.” De esta educación amoral, dejada como herencia por García Pérez en 1990, aprendieron alumnos ejemplares como Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
La danza de millones de dólares continúa abultando los bolsillos de estos sinvergüenzas e impúdicos hampones pretendiendo ser gobierno. El conglomerado amoral está descubierto y el país clama por deshacerse de sus miembros: Alan García, Jorge Del Castillo, Hernán Garrido Lecca, Luis Alva Castro, Juan Valdivia, José Chang, Enrique Cornejo, Vallejos, Nava, González Posada, Meche Cabanillas, etc. justamente la empresa político-familiar del presidente. Los negocios de mayor envergadura del régimen, de responsabilidad de los citados delincuentes de cuello y corbata, están a la vista: los arreglos secretos con telefónica del Perú –tarifa básica-; los óbolos mineros o la caridad de las empresas transnacionales en vez de cobrar los impuestos a las sobre ganancias; la frustrada venta del Pentagonito; la ilegal venta del aeropuerto de Collique, asqueroso tráfico de tierras; las concesiones de la minería, la extracción de la madera y la depredación de los bosques y parques nacionales; la expropiación de las tierras comunales; la asignación de lotes de exploración y explotación de campos peroleros, la construcción de hospitales; la venta de los puertos marítimos y aéreos; el transporte del gas de Camisea; etc. etc. El océano de corrupción consentida es terrible. La chauchilla, también ha tenido su participación siguiendo el ejemplo del jefe de la mafia, ahí tenemos a los pillos menores del APRA: los funcionarios del Banco de Materiales, corrupción descubierta también con grabaciones; los contratistas improvisados de la reconstrucción de Ica, Pisco y Chincha, después del terremoto; la compra de los patrulleros, las vacunas innecesarias; las construcciones de pequeña infraestructura y dinerillos amarrados para las lánguidas regiones y municipios; el tráfico de la gasolina en la Fuerza Armada.
A muchos, la mayoría del país, no nos sorprende verificar la corrupción por estratos nacionales, cada cual roba a su propio nivel. Por ello resulta divertido cuando Alan García, solemnemente, encarga al mequetrefe lambayecano, nombrado primer ministro, una lucha a muerte contra la corrupción para lavarle la cara a su gobierno. Y más hilarante todavía resulta el encargo cuando, haciéndose el lerdo o el niño de teta que no sabe nada, Yehude Simon, se ve expuesto a creerle. Simon podrá cambiar de ideología, de izquierdista radical, ex diputado IU, ex director de la revista Cambio, a converso neoliberal; finalmente es su opción y derecho como cuando un judío se convierte en cristiano o viceversa; donde no nos puede engañar ni se puede engañar a sí mismo es cuando pretende desechar el prontuario de un sujeto como Alan García. Triste final para un ex dirigente de la izquierda, esforzándose en ser escudero de la inmundicia engendrada en el segundo gobierno aprista. El Perú necesita de urgencia una revolución moral que extirpe de raíz la descomposición administrativa estatal, el tejido corrupto montado por el gobierno aprista, revolución que atraviesa por la vacancia presidencial de Alan García Pérez, en razón de la incapacidad moral demostrada por él y sus secuaces. La tarea no es fácil y para el efecto no se cuenta con el Congreso, donde la alianza aprista, fujimorista y de los tránsfugas mantiene una relativa mayoría y la otra parte congresistas ingresa al juego de la duda y la hipocresía de los condicionamientos. “Yo espero que el presidente García no tenga ninguna relación con estos actos de corrupción (Petroaudios y Petro-Tech, entre otros), pero si tuviera algo, al día siguiente obviamente debería plantearse su vacancia, porque esto es parte del mecanismo democrático” opina el vocero de Unidad Nacional, Luis Galarreta. Y los representantes del partido Nacionalista sostienen que la vacancia presidencial es una posibilidad real, si se comprueba que la madeja de la corrupción se inicia en la figura presidencial. El congresista José Urquizo dijo que muchos hechos llevan a la conclusión de que la corrupción se inicia en Palacio de Gobierno. La legisladora nacionalista Janeth Cajahuanca tampoco descartó la vacancia presidencial si es que, como parece, todo lo relacionado con la corrupción denunciada, conduce a la residencia presidencial.
En las actuales circunstancias de hipocresía, sólo el pueblo lavando la bandera dará cuenta del delincuente Alan García Pérez y sus secuaces. La gran movilización está en marcha, de la misma manera como fue obligado a huir al Japón, Alberto Fujimori, renunciando a la presidencia por fax, García Pérez será obligado a renunciar para ir a la cárcel, el lugar que le corresponde.
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