Justicia para Moquegua
César Lévano cesar.levano@diariolaprimeraperu.com
En el momento en que esto escribimos, Moquegua sigue en pie de lucha. La violencia que ésta ha adquirido se debe exclusivamente a la imprevisión, la arbitrariedad y el terco afán represivo del gobierno.
Uno de los elementos de la persistencia de la protesta obedece a una táctica repetida del régimen: primero, mientras reclamas pacíficamente, no te hago caso; después, cuando, llevado por la impaciencia, empleas el paro y la acción colectiva, me niego a negociar mientras no depongas tus medidas.
Entre tanto, envío tropas represivas, arrojo gases lacrimógenos contra la muchedumbre y provoco la reacción popular.
Por supuesto, Alan García amenizó previamente la situación con el comentario de que la protesta era obra “de una pequeña minoría que no respeta la ley”. Para enfrentar a la “pequeña minoría” envió un general y un fuerte contingente de represores, con helicópteros y todo.
La “minoría” hasta capturó al general PNP Alberto Jordán Brignole, jefe de la Undécima Dirección de la Región Policial Sur, y a decenas de policías.
En este aspecto, invocamos la mayor serenidad del pueblo moqueguano. Cualquier exceso contra los secuestrados podría generar una represión a gran escala, que es lo que buscan los sectores fascistas que rodean a García. Conviene, además, que ejerzan vigilancia frente a la posibilidad de que actúen provocadores, enviados por el oficialismo disfrazados de radicales.
Décadas atrás, cuando el pueblo cusqueño se enfrentó a la represión, derrotó a la soldadesca y hasta capturó al jefe de la región militar, revolucionarios bien templados –ante todo Emiliano Huamantica– evitaron que se matara al general, lo cual hubiera provocado una masacre incalculable.
Jorge del Castillo dice ahora que puede dialogar, pero si cesan las acciones que el gobierno ha provocado.
La protesta de Moquegua es masiva y mayoritaria. Es, además, razonable. Considera que es injusto que este año se le adjudiquen sólo 189 millones de nuevos soles por concepto de canon minero, a pesar de que la producción de Cuajone, que está en su área, es superior a la de Toquepala, que corresponde a Tacna.
El problema es el reglamento de la ley 27506 que sujeta el monto del canon a la cantidad de tierra removida, no, como sería justo, al volumen de mineral extraído.
Esto requiere una modificación del Congreso, que tome en cuenta también los intereses de Tacna.
En el contexto aparece la ausencia de una política minera. Lo que hay es legislación incompetente, cuyo filo se dirige a favorecer a las grandes mineras. Un impuesto a las sobreganancias podría permitir beneficios más altos para las regiones involucradas.
Al gobierno corresponde abrir diálogo inmediato con Moquegua, concretar propuestas compensatorias y no plantear, como cuestión previa, la cesación de la lucha moqueguana.
1 comentario:
Hugo Muller - Abogado - Ex - Defensor del Policia; dice:
Relevado en el cargo, criticado por el mismo Presidente de la República, Ministro del Interior y el Director General de la Policía Nacional del Perú; el General PNP Jordán Brignole con todo derecho podría expresar al igual que Hamlet: “Ser o no ser, esa es la cuestión”
El temor de ser en el lugar de los hechos, es que el General PNP Alberto Jordán Brignole no podía negar ni renunciar en ningún momento a su condición de Oficial de Policía formado en la doctrina de la Guardia Civil del Perú, en donde le inculcaron que el Policía es garante de los derechos y libertades de los ciudadanos, responsable de proteger a las personas y el entorno que las rodea, en particular a los mas débiles y que debe discurrir su vida transmitiendo a la sociedad valores de comportamiento y actitudes de ayuda a los demás. En su etapa de formación y en sus primeros años de servicio, el General Jordán aprendió y puso en práctica que el uso de la persuasión antes que la fuerza era su primera arma frente a los conflictos. Frente a esa actitud de ser y de estar al frente de una gran responsabilidad funcional, estaba el temor de ser del Gobierno y del propio Comando de la Policía Nacional que consideraban la necesidad inmediata de vencer la resistencia de los pobladores que mantenían bloqueada la Panamericana Sur a la altura del Puente Montalvo, reprimiendo la actitud desafiante de los pobladores, para recuperar el orden público, aún por encima de las propias decisiones de quien en el lugar de los hechos tenía la gran responsabilidad de determinar la estrategia mas conveniente al momento que se vivía.
El temor de no ser, no aceptado por las convicciones del General Jordán, consistía en tener que obedecer órdenes que podrían generar un elevado costo social, al atentar contra el mejor capital que tenemos los seres humanos: la vida; no solamente de los Policías bajo su mando, sino de la población en general. Lo esperado hubiera sido que se limitara a cumplir esas órdenes, mientras otros metían la cabeza como el caracol en su coraza para no escuchar, no ver ni sentir nada, y dejar que las cosas sucedieran, sabiendo que al final hay un responsable si los resultados no eran los previstos. "No es estar sentado en un escritorio en Lima y desde ahí señalar las cosas. Estoy orgulloso de esta operación porque no tuvo un costo social" ; dijo el General Jordán. El General PNP Jordán Brignole venció el temor de no ser, prefirió optar por el diálogo, por la persuasión, descartando la represión como medida inmediata sin embargo sus decisiones no se respetaron; en tanto después de los hechos y de manera valiente dijo: "Yo era responsable de todas las operaciones. Hubo una llamada de Lima, y el coronel Vidal (Clever Vidal Vásquez), jefe de la DINOES, hizo uso del gas lacrimógeno sin mi autorización"
El temor de no ser consiste entre otras cosas en dejar de ser lo que uno es por convicción, o como en el caso del General Jordán morir también asesinado porque el poder no perdona o morir de viejo vencido, vacío y sin conciencia cuando tenemos temor de enfrentar nuestras dudas.
Pues bien. El General PNP Alberto Jordán Brignole, lo decidió, prefirió morir por ser a morir por no ser en aplicación y defensa de sus propias convicciones, lejos de querer aparecer como mártir o como un “valiente policía” enamorado de la muerte, como seguramente les hubiera gustado a muchos. Sin embargo la actitud del General Jordán, no estaba para nada alejada de la actual doctrina policial, puesto que supo utilizar tanto la Estrategia Policía Profesional como la Estrategia Policía – Comunidad, haciendo uso de los recursos tecnológicos y humanos para establecer el orden en la comunidad mediante un acercamiento táctico a la ciudadanía.
Al General Jordán le gusta la vida como a todos nosotros. Pero como todo hombre íntegro formado en una doctrina policial humanista y de servicio a la comunidad, sabe que a vivir lo que le queda de ella, sin luchar, sin conciencia, sin practicas solidarias y sin respetar los derechos fundamentales de las personas, es preferible morir por una bala que morir de tristeza existencial al ver las consecuencias que hubiera significado una equivocada decisión suya; o, no hacer nada por cambiar su presente y su futuro. Quiero terminar estas reflexiones con una frase muy sencilla del Abogado colombiano Eduardo Umaña Mendoza – al margen de su ideología - defensor de los derechos humanos que cayó asesinado por las balas de los sicarios, quien dijo antes de morir tal como reza su epitafio "Es preferible morir por algo que vivir por nada”. Algo parecido con la frase acuñada por las Unidades de Paracaidismo de las Fuerzas Armadas Españolas y por la Unidad Elite Contrasubversiva creada en tiempos de la Guardia Civil del Perú “Los Sinchis”: “Solo merece vivir quien por un noble ideal esta dispuesto a morir”.
Finalmente, Hamlet le diría a su mejor y único amigo: “...Horacio, muerto soy. Tú vives. Cuenta La verdad sobre mí y sobre mis hechos a los no satisfechos...” . No sabemos finalmente cual irá a ser el destino institucional al final del camino para el General PNP Alberto Jordán Brignole ni sus decisiones personales, pero desde estas líneas, un saludo a este gran hombre, profesional de Policía de vocación, ejemplo de madurez, ejemplo de libertad por decir lo que piensa. Otros en su lugar hubieran preferido “Mejor no hablar mejor no decir”; pero el General Jordán ha hablado: El que no habla no se compromete, el que no habla no se muestra, el que no habla no arriesga.
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