Participé ayer en una verdadera fiesta de la inteligencia, la cultura y el periodismo. Porque eso fue el Foro Influencia del Poder Mediático en la Sociedad Actual, que se realizó en el Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en que descollaron expositores como César Hildebrandt, Alberto Adrianzén, Hétor Béjar, Juan Gargurevich y Gorki Tapia.
El público repletó los espacios dedicados al evento. Y aplaudió a rabiar. Lo que me sorprendió es que hubiera numerosos jóvenes; pero pocos periodistas y estudiantes de periodismo. Eso tiene explicación: uno de los males de la profesión en el Perú es el miedo a la verdad y el deseo de no pensar, ni permitir que alguien impulse a pensar. ¡Qué se han creído!
Hildebrandt acertó cuando dijo que las empresas han logrado que los periodistas se consideren empleados, que están obligados a cumplir las órdenes del patrón.
En la mañana, al iniciar el Foro hice una breve presentación en la cual traduje unos “mandamientos” acuñados por el periodista alemán Michael Abend en un seminario que en Hamburgo reunió a científicos y profesionales del periodismo. El señalado pentálogo de ética periodística dice:
“1. No debes mentir.
“2. No debes callar ni exagerar.
“3. No debes aburrir.
“4. No debes adular ni arrodillarte.
“5. No debes ser acomodaticio.”
Agregué: “Propongo un sexto punto: No seas soplón.”
Porque ahora la degradación de ciertos personajes mediáticos ha llegado al ejercicio de la soplonería hasta el punto en que han creado una nueva categoría comunicacional: el soplete (o la) soplete de prensa. En mis tiempos, los soplones eran semianalfabetos.
Hace un siglo, en uno de esos textos desconocidos de González Prada rescatados por la investigadora francesa Isabelle Tauzin Castellanos, encontré una joya. Refiriéndose a un periodista consagrado en su tiempo, escribió don Manuel que aquel no preguntaba qué, sino cuánto.
Los soplones de la televisión y la radio están, por supuesto, mejor pagados que los sopletes de ayer.
Béjar y Hildebrandt plantearon algunas cuestiones de fondo respecto a los medios de comunicación y los comunicadores contemporáneos. Al margen de los soplones bien rentados, Hildebrandt precisó que muchos periodistas peruanos se han convertido en víctimas de la presión del medio y en mentirosos profesionales.
En un país donde no hay sindicatos de periodistas, y no hay federación de periodistas, ni colegio de periodistas, la profesión es la de los peores sueldos, las peores condiciones de trabajo y los peores horarios.
Otra lacra que Hildebrandt denunció es la uniformidad de la ideología y la información (o desinformación). “El mismo menú para el mundo, el mismo menú para el Perú”, dijo. Eso es fruto de la concentración en la propiedad (20 grupos dominan la prensa mundial).
César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com
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