por Frei Betto
El mundo se enteró de que el 7 de noviembre pasado la bloguera cubana Yoani Sánchez había sido golpeada en las calles de La Habana. Según su relato, “me tiraron dentro de un auto… le quité un papel que llevaba uno de ellos y lo metí en la boca. Fui golpeada para que devolviera el documento. Dentro del auto estaba Orlando, inmovilizado por una llave de karate… Me golpearon en los riñones y en la cabeza para que devolviese el papel… Nos tiraron en la calle… Se acercó una mujer: “¿Qué le pasó?” “Un secuestro”, respondí.
Tres días después del suceso en las calles de La Habana Yoani Sánchez recibió en su casa a la prensa extranjera. Fernando Ravsberg, de la BBC, observó que, a pesar de todas las torturas que ella describió, “no había hematomas, marcas o cicatrices” (BBC Mundo 9-11-2009). Lo que fue confirmado por las imágenes de la CNN. Y la agencia France Presse difundió que ella “no fue herida”.
En la entrevista con la BBC, Yoani Sánchez declaró que las señales y hematomas habían desaparecido (en apenas 48 horas), excepto las de las nalgas, “que, lamentablemente, no puedo enseñar”. Ahora bien, ¿por qué el mismo día del supuesto secuestro no mostró en su blog, repleto de fotos, las marcas que afirmó tener en otras partes del cuerpo?
Había dicho que la agresión sucedió a plena luz del día, delante de una parada de buses “llena de gente”. Los corresponsales extranjeros en Cuba no encontraron hasta hoy ni un solo testigo. Y su marido se negó a hablar con la prensa.
Al supuesto ataque a la bloguera cubana se le dedicó en los medios de información más notoriedad que a un centenar de asesinatos, desaparecimientos y actos de violencia de la dictadura hondureña de Roberto Micheletti, desde el 28 de junio.
Yoani Sánchez nació en 1975, se graduó en filología en el 2000 y, dos años después, “ante el desencanto y la asfixia económica en Cuba”, como afirma en su blog, se trasladó a Suiza en compañía de su hijo Teo, donde trabajó en casas editoriales y dio clases de español.
En el 2004 abandonó el paraíso suizo para regresar a Cuba, a la que califica de “inmensa prisión con muros ideológicos”. Afirma que lo hizo por motivos familiares. Quien lee su blog queda aterrorizado con el infierno cubano descrito por ella. A pesar de todo, volvió.
¿No podría haber asegurado un futuro mejor para su hijo en Suiza? ¿Por qué regresó contra la voluntad de su madre? “Mi madre se negó a admitir que su hija ya no vivía en la Suiza de leche y chocolate” .
En verdad, el caso de Yoani Sánchez no es aislado. Innumerables cubanos exiliados regresan al país después de haber enfrentado dificultades de adaptación al extranjero, los prejuicios contra mulatos y negros, la barrera del idioma, la falta de empleo. Saben que, a pesar de las dificultades por las que atraviesa el país, en Cuba tendrán casa, comida, educación y atención médica gratuitas, y seguridad, pues los índices de criminalidad allí son ínfimos comparados con el resto de América Latina.
Lo que Yoani Sánchez no revela en su blog es que en Suiza suplicó a los diplomáticos cubanos el derecho a regresar, pues no encontraba trabajo estable. Y sabía que en Cuba podía dedicar su tiempo integral al blog, puesto que es de los raros países del mundo en que el desempleado no pasa hambre ni vive al aire libre.
Lo curioso es que ella nunca mostró en su blog a los niños de la calle que deambulan por La Habana, ni los mendigos tirados por las aceras, ni las familias miserables bajo los puentes… Ni ella ni los corresponsales extranjeros, ni siquiera los turistas que visitan la isla. Porque no existen.
Si hay tanta falta de libertad en Cuba, ¿cómo Yoani Sánchez consigue emitir semejantes críticas desde allá dentro? ¿No se dice que en Cuba todo está controlado, incluso el acceso a Internet?
Un detalle: el portal Generación Y de Yoani Sánchez es altamente sofisticado, con entradas para Facebook y Twitter. Recibe 14 millones de visitas al mes y está disponible ¡en 18 idiomas! Ni el Departamento de Estado de los EE.UU. dispone de tanta variedad lingüística. ¿Quién paga a los traductores en el exterior? ¿Quién financia el alto costo del flujo de 14 millones de entradas?
Yoani Sánchez tiene todo el derecho de criticar a Cuba y al gobierno de su país. Pero sólo los ingenuos creen que se trata de una simple bloguera. Ni siquiera es víctima de la seguridad o de la justicia cubanas. Por eso inventó la historia de las agresiones. Insiste para que sus mentiras se vuelvan realidades.
La resistencia de Cuba al bloqueo usamericano, a la caída de la Unión Soviética, al boicot de parte de los medios de comunicación occidentales, incomoda, y mucho. Sobre todo cuando se sabe que voluntarios cubanos están trabajando en más de 70 países, sobre todo como médicos y profesores.
El capitalismo, que excluye a 4 mil millones de seres humanos de sus beneficios elementales, no es tampoco capaz de soportar el hecho de que 11 millones de habitantes de un país pobre vivan con dignidad y se sientan reflejados en el saludable y alegre Buena Vista Social Club.
Frei Betto es escritor brasileño, fraile dominico. conocido internacionalmente como teólogo de la liberación.
Fuente: Adital
1 comentario:
interesante tener otra óptica del asunto... pero tanto así será?
mmmfff
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