martes, 16 de diciembre de 2008

¡Basta ya! ¿Hasta cuándo señores? ¿Hasta cuándo?

Carlos Angulo Rivas

Alan García manifestó, en la exuberancia de sus palabras, un directo cuestionamiento al electo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por no ser prudente y generar temor en medio de la crisis financiera internacional. "Algunos mandatarios agravan con sus palabras los problemas. Cuando el presidente de una nación tan importante como Estados Unidos le dice al mundo que en Estados Unidos el 2009 va a ser peor que el 2008, lo que ocasiona con sus palabras es que sea mucho peor de lo que iba a ser." Así la cosas, podemos afirmar que semejante deducción es propia de un irresponsable nunca de un mandatario. Estudiemos a fondo la psicología de este lamentable presidente peruano y descubriremos la verdadera dimensión del engaño que, luego del fracaso de su política extremista neoliberal en el país, nos quiere vender ahora un “paquete salvador” con la vocinglera acometida de un discurso de charlatán esquinero, de palabrero bocón y parlanchín barato. Porque en realidad, el paquete “anticrisis” de García Pérez es el despeñadero hacia la fatal crisis económica propiamente dicha, como aquella de los ingratos recuerdos 1985-1990.

Esta increíble declaración o recomendación a Obama, para cualquiera con dos dedos de frente, es muy lógica en la manera de ser y pensar de Alan García, farsante intrínsico nacional, mentiroso por excelencia y embrollador sobre asuntos serios; ahí está la madre del cordero de la política económica y social que sigue el gobierno aprista, pues para este sujeto mentir descaradamente es sinónimo de prudencia, decir la verdad sobre la crisis económica mundial es meter miedo, de ninguna manera una prevención. Obama para gusto y aprobación de García Pérez debería mentir como él, olímpicamente como lo hace a cada momento, no sólo durante la campaña electoral del “cambio responsable” sino como gobernante. Cuando más mientas y engañes, más contentos estarán los ciudadanos, es la recomendación que lanza Alan García al nuevo presidente de Estados Unidos. Por ejemplo, en la reunión APEC, donde hizo un espantoso ridículo ante los principales dignatarios del mundo, sin que estos por educación no se lo hicieran saber, Alan García se lanzó entusiasta a decir que al Perú, gracias a él y su sabia política neoliberal extremista, no le afectará la crisis financiera mundial; “el Perú está blindado contra cualquier crisis” dijo sonriente para asombro de todos.

A los pocos días, sin embargo, el jalón de orejas de las finanzas públicas le hizo pisar tierra y los empresarios de la CONFIEP, menos entusiastas que él, le exigieron un plan “anti-crisis” y de recuperación de la economía peruana perdiendo peso específico y gran parte de las reservas nacionales. Entonces, precisado, por la realidad, Alan García insistió en las mentiras de costumbre lanzando un plan de recuperación sin pies ni cabeza. Y peor aún, ilegal y anticonstitucional, si tenemos en cuenta las propuestas de este sujeto tan impulsivo y autoritario como ignorante en materia legislativa. Sólo una persona ignorante e incompetente puede concebir un plan “anti-crisis” entregando la solución del problema, generado a nivel mundial por el libre mercado, a la iniciativa privada y a la buena voluntad de quienes tienen por objetivo fundamental las ganancias y ninguna responsabilidad social. Analicemos el plan de este ignorante en los aspectos legales para darnos cuenta que él espera una nueva legislación que ampare las incongruencia. Y esto porque las leyes actuales, a pesar del estatuto de Fujimori, no dan para tanto.

1.- En primer lugar, los impuestos en cualquier país del mundo son obligaciones de las empresas y los contribuyentes contraídas con el Estado. No son ni pueden ser patrimonios, capitales o propiedades de libre disposición de los deudores como para que ellos, en el zafarrancho que propone el tristemente célebre García Pérez, elaboren planes de inversión pública (¿?). En principio, jurídico por todos sus costados, ningún gobierno puede renunciar a la recaudación de impuestos, dándole libertad de pago a las empresas privadas y menos solicitándoles sugerir obras pública que pueden favorecerlas directamente en los niveles locales, regionales o nacionales. Como ejemplo nefasto, tenemos la desvergüenza de la dupla corrupta García Pérez – Del Castillo condonando impuestos a las grandes empresas mineras a cambio de una “donación” u óbolo voluntario de apenas 500 millones de soles para inversión a criterio de los empresarios y no del Estado. En conclusión, el pago de impuestos con obras públicas crea una situación de ilegalidad constitucional.

2.- Las prioridades de inversión las establece el Estado en la ley anual del presupuesto general de la república, las inversiones publicas y sociales le competen como función de gobierno en los diferentes niveles de la administración pública al Estado. Para ello se eligen las autoridades autónomas que se deben a sus electores no a las empresas privadas. Las formas planteadas por García Pérez, inéditas en cualquier país serio que se estime, se prestan a la profundización de la corrupción y la dependencia de los gobiernos respecto al sector privado. En consecuencia, las llamadas Asociaciones Público Privadas (APP) pueden funcionar para otro tipo de inversiones, de industrias y concesiones, con capitales frescos de colocación en porcentajes adecuados; de ninguna manera para obras públicas a cambio de impuestos dejados de pagar.

3.- La propuesta “anti-crisis” de diez mil millones de soles a través de una deuda, empréstito de tres mil millones de dólares, pretende atenuar los efectos de la crisis financiera internacional (se acabó el llamado blindaje peruano de García Pérez) pero esta supuesta inversión estatal para la generación de obras y puestos de trabajo sólo intenta resultados positivos a corto plazo y significa simplemente trasladar la crisis a un mediano plazo agravando la situación fiscal y monetaria. Como sabemos cualquier visión cortoplacista empeora la crisis económica y financiera; además con precios volátiles, sobre todo de las materias primas y los minerales, en el mercado internacional los despidos de trabajadores son inevitables y la falta de empleo en un país de altos porcentajes de desocupados como el Perú se empeorará. De ahí que resulta inconcebible el TLC con China y Estados Unidos, que en el primer caso arruinará a los productores textiles y en el segundo a los agrarios, por ejemplo.

La falta de credibilidad en Alan García y el gobierno aprista acosado por la corrupción y la incompetencia, conducirá al país a una catástrofe inmediata como la vivida en el período 1985-1990, donde los únicos ganadores fueron los enriquecidos ilícitamente con el asalto a las arcas del Estado (Alan García, Remigio Morales Bermúdez, León Alegría, Jorge Del Castillo, Hugo Otero, Agustín Mantilla, etc. etc.) La historia se repite y peor aún con un desaforado “martillero público” en el rentable tráfico de tierras urbanizables sin respetar la propiedad de los adjudicatarios. Los notables casos de los terrenos de El Pentagonito, sede de la Comandancia General del Ejército; y de las tierras del aeropuerto de aeronáutica civil de Collique, nos muestran el verdadero perfil de un gobierno rematista de recursos naturales, bosques, tierras comunales, ríos y montañas, en el afán de acumular millonarias coimas antes de despedirse por segunda vez. Las cartas de invitación del presidente de la república a empresarios chilenos para que hagan inversiones en el país a todo dar y con las garantías personales de él, inducen a pensar en un país en subasta pública teniendo como martillero voraz a Alan García Pérez, función, lógicamente, que no corresponde a un mandatario ni siquiera a un ministro sino a los agentes o agregados comerciales de las embajadas del Perú en cualquier país del mundo. ¿Qué más quiere el general Izurieta, comandante general del ejército chileno, cuando insultó al Perú con aquello de “para qué necesitamos invadirlo si podemos comprarlo?

Sí señores, cada cosa tiene su nivel; y un presidente de la república impulsivo, autoritario y sobre todo ignorante, no tiene ningún derecho a avergonzar internacionalmente a todos los peruanos. ¿Han visto alguno de ustedes invitaciones por cartas presidenciales de la señora Bachelet a los empresarios peruanos para que inviertan en Chile, o a Evo Morales para que inviertan en Bolivia, o a Rafael Correa para que inviertan en Ecuador? En García Pérez nos ven los norteamericanos, canadienses, europeos, asiáticos, como un país primitivo con un presidente de república bananera inmerso en la civilización moderna, nos ven teniendo a un bárbaro charlatán aprovechable. Como en la época del guano y el salitre, las riquezas del Perú son codiciadas no sólo por los vecinos sino por todas las empresas transnacionales dedicadas a la pachamanca sin freno, a sabiendas de contar con elementos sin escrúpulos, avarientos de riquezas robadas sin ninguna discreción, capaces de llevarnos a la guerra sin estar preparados para conflictos que nadie desea, pero que a veces resultan inevitables. La codicia frenética de estos sujetos como Alan García o Jorge Del Castillo puede mucho más que su nacionalidad, mucho más que el calor patriótico de los héroes, mucho más que los sentimientos viriles de morir por la patria.

La tiranía de García Pérez tiene pies de barro, se sustenta en el autoritarismo y el impulso desafiante ante poderes del Estado sumisos y corruptos, infestados de autoridades con rabo de paja, tránsfugas y delincuentes políticos; y en instituciones pusilánimes que creen defender el estado de derecho y la democracia, cuando sólo están sosteniendo a una banda de asaltantes insaciables a las arcas del Estado. Al observar hoy la proliferación de leyes, decretos y resoluciones, no vemos sino las correas de transmisión de una maquinaria engrasada a gusto de Alan García y sus secuaces; además, protegida por un periodismo sin alma de veracidad, ausente de reservas morales, obsecuente a la tiranía legalista. Un periodismo perforado por la innoble defensa diaria de un sistema putrefacto. Esta secuencia de tergiversaciones, aberraciones y absurdos, constituye la peor de las prostituciones en tanto y en cuanto tiene que ver con la conciencia de la nación, el país y sus habitantes. Este aplauso fácil “aceitado” de obvios billetes, alcanzados para hacerlos bailar la música del tirano, no se diferencia en nada al de los pillos frente al oro sin guardianes.

Alan García no puede ni debe continuar en el gobierno. Su lugar, luego de los petro-audios de Discover Petroleum y otros grandes negociados no filmados ni grabados, es la cárcel junto a Jorge Del Castillo, Alva Castro, Garrido Lecca, y Rómulo León Alegría, su compadre espiritual y gerente de operaciones comerciales de palacio de gobierno. Corresponde el derrocamiento de la mafia encabezada por Alan García como única salida decorosa y honorable para el Perú; la reposición de la Constitución de 1979, a ser modernizada por un poder constituyente de seis meses; y luego la convocatoria a elecciones generales. ¡BASTA YA! ¡HASTA CUÁNDO SEÑORES! ¿HASTA CUÁNDO?

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