LA BATALLA DE AYACUCHO |
Por : Fernando Poblete |
Desde el día 4 de diciembre, ambos ejércitos marcharon separados por un abismo. Los patriotas pasaron por Huaychao el día 5, y el 6 llegaron sus avanzadas un poco más al norte de La Quinua. Los realistas tomaron la ruta de Huanta, por Paccaiccasa. El día 6 acamparon en Huamanguilla; la idea del virrey era cortar todo repliegue a Sucre. El 7 de diciembre, cada ejército hizo los aprestos para la batalla, tratando de encontrar la mejor ubicación. El día 8 hubo algunos choques entre las patrullas. Los realistas pasaron a las faldas del cerro Condorcunca y los patriotas quedaron en la Pampa de la Quinua. ![]() El día 9 de diciembre de 1824, a las 09H00, se inició la Batalla de Ayacucho. A las 13:00, Canterac, informado de que el virrey La Serna había sido hecho prisionero por la valerosa acción del sargento Barahona, y herido de arma blanca, tomó el mando del ejército realista y convocó a Consejo de Guerra para evaluar la situación militar de la batalla. Las conclusiones de ese Consejo fueron que:
A pesar de los informes, el Consejo de Guerra decidió el repliegue del ejército realista al Alto Perú para apoyar al general Olañeta, pero las tropas realistas ya no tenían fuerzas ni ganas de obedecer a sus jefes. La tropa realista, al recibir esa orden, se amotinó y se produjeron rendiciones y huidas. El Mariscal del Perú, don José de La Mar, con un ayudante, instó a la rendición a los jefes realistas, “asegurando que el general Sucre estaba dispuesto a conceder a los vencidos una capitulación tan amplia como sus altas facultades permitiesen, a fin de que cesaran del todo las desgracias en el Perú”. Ante su situación militar calamitosa y ya sin tropas por el amotinamiento, el general Canterac aceptó la rendición. Es de destacar que en los campos de Ayacucho, junto a las armas regulares del ejército patriota, brilló el accionar de los montoneros de Carreño, ya que cortaron el avance de las tropas de Valdez, en un momento de peligro para las tropas del general La Mar. ACCIONES MILITARES DE LA BATALLA DE AYACUCHO.- En la gesta de Simón Bolívar se describe esa famosa batalla en los siguientes términos: “Poco antes de iniciarse la gran batalla de Ayacucho, el general Antonio José de Sucre dijo a sus tropas:
Sucre comenzó a disponer sus tropas. El general peruano Agustín Gamarra era su jefe de Estado Mayor. A la derecha se situó la división colombiana, bajo las órdenes del impetuoso general José María Córdoba; en el centro, en reserva, el general Lara, también con efectivos ![]() La división de Valdez, que formaba su ala derecha, debería iniciar un formidable ataque al ala izquierda patriota, que comandaba el general La Mar. La división de su izquierda del general González Villalobos debería proteger en primer lugar a su artillería mientras descendía del Condorcunca y se situaba en posición de fuego. Como segundo objetivo, debía apoyar a la división Valdez, encargada de arrollar a La Mar y flanquear el resto de las posiciones patriotas. La división de Monet y la caballería, situadas a retaguardia y en el centro, también deberían secundar el movimiento de Valdez. Sucre, entre tanto, se apresuró a colocar la división de La Mar, enfrentando a la de Valdez; la de Córdoba frente a la de González Villalobos; y como reserva, mantuvo a la de Lara y a la caballería de Miller. A las 11:00 del 9 de diciembre de 1824, y casi simultáneamente, sonaron los clarines de ataque en ambas líneas. Valdez, con su intrepidez característica, atacó con ímpetu por su sector, haciendo retroceder a los patriotas. Sucre percibió el peligro y dispuso que la caballería de Miller procurara restablecer la situación, mientras llegaban en auxilio de La Mar los batallones “Vencedor” y “Vargas”, de la reserva de Lara. En el campo realista, la crítica situación producida por la embestida de Valdez en las tropas peruanas de La Mar fue tomada como el inicio de la derrota de los patriotas. Visto lo cual, el coronel Rubín de Celis, de la división de González Villalobos, se lanzó al ataque sobre La Mar. Sucre, entonces, arriesgando todo, arrebató la iniciativa a los realistas, ordenando de inmediato el avance de su ala derecha. ![]() Canterac en persona tomó en mando de los selectos batallones de Gerona, pero nada pudo hacer, porque en esos momentos se había producido el desbande de las fuerzas de Rubín de Celis y, con ello, de toda el ala izquierda realista. En medio de esta confusión, fue herido varias veces el virrey La Serna, que quedó prisionero de la caballería patriota. Cuando se produjo la derrota de las divisiones del general González Villalobos y de Monet, el general Valdez, que se consideraba victorioso, comprendió que pronto quedaría envuelto y pensó retirarse en orden, lo cual no le fue posible, pues pronto cundió el pánico y el sentimiento de derrota en sus soldados. El valeroso Valdez bajó de su caballo, y se sentó sobre un peñasco, de donde fue retirado casi a viva fuerza, por uno de sus coroneles. Los restos del ejército realista, con sus generales y jefes, se replegaron hacia el Condorcunca, estrechamente perseguidos por la reserva de Lara. Antes de las 13:00 horas, el ejército realista había tenido 1.800 muertos y los patriotas, 309. Los heridos del bando español sumaban 700, contra 670 de los patriotas. Estas cifras revelan que, en menos de dos horas de lucha, ambos contendores habían sufrido un 26% de bajas en sus efectivos. A las 14:00, llegó al campo realista un parlamentario de La Mar, ofreciendo al enemigo una capitulación honrosa. Canterac reunió en conferencia a los generales y, después de larga deliberación sobre su real situación, acordaron capitular, fundados en que “sólo les quedaban 400 hombres organizados, en la necesidad de amparar a los oficiales americanos realistas y en la conveniencia de poner a cubierto de futuras persecuciones a los españoles residentes en el Perú…”. ![]() incluyendo criados y caleseros. Hasta la apacible Magdalena llegaba el eco lejano de los tañidos de las campanas de las torres de Lima. Toda la ciudad capital del antiguo Virreinato del Perú, ésa que Pizarro fundara el 18 de enero de 1535 con el nombre de "Ciudad de los Reyes", era fiesta absoluta. El retrato del Libertador Bolívar era paseado en procesión por toda la barroca ciudad, otrora poderoso bastión del dominio español en América. El Congeso del Perú reunido en sesión extraordinaria le concede al gran héroe de la jornada, general Antonio José de Sucre Alcalá, el título de Mariscal de Ayacucho y Benemérito del Perú en Grado Eminente. ![]() Gloria a todos ellos. |
Blog personal no politico y muy cinico. Lleno de historia y no apto para políticamente correctos.
jueves, 9 de diciembre de 2010
LA BATALLA DE AYACUCHO
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