jueves, 13 de agosto de 2009

1976: El golpe que no fue

Recordar que el siguiente episodio no está registrado debidamente por la historia porque había control del gobierno militar de los medios de comunicación. Este pasaje también está recogido en versión del libro YO ACUSO (1978).

Mi padre, el Mayor Fernández Salvatetteci, Capitán Eloy Villacrez y Capitán Calep Gonzáles terminaron en 1976 asilados en Venezuela por motivos políticos. Nunca fueron comprendidos en la amnistía general de 1979 (por la nueva Constitución y gobierno de Belaunde), motivo –probable- veto militar.




La técnica del golpe de estado

Capitán Eloy Villacrez

Compatriotas, 20 de julio de 1976, el día que cambió la historia

Las fuerzas oscuras del fascismo Morales-bermudista, habían depuesto a Velasco, aquel trágico 29 de agosto de 1975. La preocupación de los oficiales subalternos comprometidos con el proceso, era el comprobar que día a día se desmontaban los logros y avances de la Revolución Militar (68-75) y se había pospuesto la orden de invasión hacia Tarapacá, para recuperar nuestra provincia cautiva y la entrega a Bolivia de Antofagasta que le correspondía por derecho.

Frente a esta situación el “CM3 Comando Militar 3 de Octubre” conformado en 1975, por oficiales subalternos, organizados por el Mayor José Fernández Salvatecci y el Capitán Eloy Villacrez R, consideraron pertinente dar el salto cualitativo en la organización (La ORGA), incluyendo cuadros políticos que a lo largo del proceso habían demostrado lealtad y perseverancia. Para ese efecto se coordinó con líderes populares como el “Shango” Aragòn, Elio Portocarrero, Avelino Mar, Walter Sacaico, “Manano” Benza, El Arq. Trigoso, Ricardo Sánchez, Constante Traverso y otros que habían demostrado convicción revolucionaria.

La parte militar, bajo responsabilidad de Eloy Villacréz, había coordinado con diferentes oficiales, en búsqueda de su compromiso para restaurar por la vía de las armas, lo que la fuerza del fascismo había arrebatado al pueblo.

En setiembre de 1975, aun era Comandante del Ejército y Primer Ministro Fernández Maldonado, bajo su amparo se hicieron las coordinaciones con los diferentes estamentos políticos y militares. Teníamos el presentimiento que Fernández Maldonado consideraba que “nuestra molestia por la salida de Velasco era pasajera” y que luego con alguna prebenda estaríamos tranquilos, como fue el ofrecimiento a Fernández Salvatecci de enviarlo a la URSS para hacer un curso de inteligencia por 4 años y a Villacrez a Europa para estudiar Ingeniería también por 4 años, ofrecimiento desechado sin capacidad de negociación. En la reunión privada en el Cuartel General: J Fernández Maldonado no supo que responder, cuando fue interrogado por Fernández Salvatecci, sobre lo que estaba pasando en ese fin de año de 1975.

Analizamos la situación y coordinamos con los oficiales, en reuniones numerosas donde se trataban abiertamente los problemas de incompetencia y traición de parte del grupo de generales de Morales Bermúdez. La conclusión fue que la única forma de restaurar el proceso y a Velasco era la vía del golpe de estado. La situación se desarrolló dentro de esos cánones, como todos los oficiales conocían que tanto Fernández Salvatecci como Villacrez eran del grupo más cercano de Fernández Maldonado, el reclutamiento era algo simple.

De esa manera, los oficiales comprometidos elaboraron los cambios de colocación de fin de año, de tal manera que para 1976 se tendrían oficiales leales a la revolución en las diferentes unidades militares.

Para el 24 de abril de 1976, se coordinó con Fernández Maldonado para que un oficial subalterno dirigiera la palabra al Gobierno en el día de Ingeniería Militar en el Cuartel San Martìn, fue designado el Capitán Villacrez, las palabras pronunciadas fueron una acusación directa al gobierno de haber cometido traición, en medio de la alocución fue interrumpido por el Comandante Bazo edecán de Morales Bermúdez, cuando el Ministro de Marina Parodi Galliani no pudo callar al Capitán.

Luego de la reunión por el día de Ingeniería Militar, llegamos a un acuerdo todos los comprometidos, que había que acelerar las decisiones para llegar cuanto antes al golpe, al comprender que la posición de Fernández Maldonado comenzaba a debilitarse por la salida de de Rodríguez Figueroa, y por existencia de otras corrientes una de tendencia aprista liderada por Tantalean y otra de índole institucional que pedía el retiro de las FF AA del gobierno, liderada por Bobbio.

Los acontecimientos se aceleraron en el mes de julio de 1976, Bobbio, Comandante del CIMP (hoy COINDE), es pasado a retiro, situación que no es aceptada por el Coronel Luis Villacorta Boydo (Segundo Comandante), probablemente el oficial de mayor prestigio que tenía el Ejército, llama a los oficiales del CIMP y ordena el alzamiento de Chorrillos. Los paracaidistas con Schrot no se pliegan al movimiento, hay un momento que Villacorta consulta con los oficiales entre ellos Villacréz, para decidir la toma de Palacio, con la esperanza de reponer a Velasco, se produce una fuerte discusión con el Grl EP Mirò Quesada, cuya opinión era que el presidente debía ser Bobbio. Posteriormente Bobbio manifiesta que no aspira a ese cargo bajo ninguna circunstancia. Frente a esa situación el golpe del CIMP queda sin objetivo y es desactivado por el mismo Villacorta.

En la reunión inmediata, después del golpe, los oficiales le decimos a Fernández Maldonado que su posición estaba más débil que nunca y que debía considerar la decisión de tomar Palacio y ungir a Velasco como presidente.

Queda sin respuesta la fecha y la hora para el alzamiento, salimos de la reunión y llegamos a la conclusión que el golpe deberíamos hacerlo sin Fernández Maldonado. Frente a esta alternativa muchos oficiales comienzan a dudar, se llega entonces aquel trágico 16 de julio de 1975, Fernández Salvatecci le advierte a Fernández Maldonado que llegaron sin su autorización a Lima los Comandantes Generales y están reunidos en Palacio, se le pide autorización para acompañarlo con 16 oficiales capitanes y mayores con armas, para conocer la posición del gobierno, Fernández Maldonado, rechaza esa insinuación diciendo “confíen en mi, puedo manejar la situación”.

Se traslada a Palacio y llega el Comunicado del Gobierno que el General Fernández Maldonado renunció a la Comandancia General del Ejército y a los otros cargos de Ministro de Estado y solicitó su pase al retiro.

Frente a esa situación hay una suerte de desbande en las fuerzas del golpe pro Velasco, se logra mantener un eje de maniobra con oficiales comprometidos en la División Blindada y en el Cuartel “La Pólvora” y se decide dar el golpe el 20 de julio de 1976 a las 0600, partiendo la operación del Cuartel “La Pòlvora” para estacionar la coheterìa que debería neutralizar a las fuerza que defendían Palacio.

Efectivamente se constituyen al Cuartel “La Polvora” Fernández Salvatecci, Eloy Villacrés y el Capitán Calep Gonzáles, al iniciar la operación se recibe el aviso que los blindados de la caballería estaban cercando el cuartel, al no disponer de armas antitanques, se decide salir para ir al Blindada, se conocía que el capitán Portella Laguna Héctor tenìa la situación bajo su mando en el Batallón Blindado. Logramos burlar el cerco en el cementerio con disparos de fusil, pero no pudimos acercarnos a la Blindada, frente a ello acordamos constituirnos al puesto de comando del alzamiento Para desactivar las movilizaciones de las organizaciones populares y la salida de armas de Chorrillos que serìan entregadas a las organizaciones populares, en Villa el Salvador.

Comprendimos que había abortado el alzamiento, probablemente por la salida de Fernández Maldonado, muchos de los comprometidos “dieron marcha atrás”, pero en medio de todo existieron hombres valientes que se jugaron la vida por la Revolución y por Velasco, espero no olvidar nombres, Justo Jara, Campos Montoya, Vásquez Pancorbo, Lora Muga, Huarcaya, Loayza G, Núñez Mesones, Córdova Rivera, Ugarte Silva, Sosa, Del Pozo, D. Arias, Meza, Julio Velarde, los suboficiales Caldas, Estrella, Canales, los soldados Román, Lancho, Chuctaya, y los trece clases y soldados que fueron encarcelados. Pido perdón si alguno omito.

Igualmente rindo tributo a todos los que participaron en el alzamiento, como es el caso, de Elio Portocarrero, Shango Aragón, R. Sánchez, Trigoso Edery, Manano Benza, W Sacaico y Ricardo Letts que fue informado y mantuvo la disposición de valor y coraje para llegar a las últimas consecuencias.

La enseñanza de esta experiencia es que podemos y debemos reunirnos los que hemos probado nuestra militancia y entrega en estos 33 años, aquellos que no hicimos apostasía de este sueño de hacer el cambio social. La diáspora y las parroquias personales llevan a las diferencias que son aprovechadas por el Consenso de Washington y aquellos que Velasco llamaba, los peruanos indignos, que prefieren servir al extranjero y no a nuestra patria.

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